En días pasados se realizó la inauguración de reflectores nocturnos en las Cascadas de Agua Azul. En entrevista con Daniel Pineda Vera, integrante del colectivo Heliomaster, advirtió sobre las posibles consecuencias ambientales que esta acción podría tener tanto en la fauna como en la flora del lugar.
Este sitio, considerado un emblema natural de Chiapas por su biodiversidad y valor escénico, se encuentra dentro de un Área de Protección de Flora y Fauna, por lo que cualquier modificación en su entorno debe atender a criterios ecológicos estrictos.
“Este tipo de infraestructura representa un riesgo para la biodiversidad, al tratarse de una Área Natural Protegida. Se suma a otras acciones que se han implementado en distintos centros ecoturísticos“, señaló el experto.
Según Pineda Vera, estas medidas buscan fomentar un turismo masivo, desvinculado del respeto a la naturaleza, lo cual vulnera precisamente el atractivo natural que genera interés entre los visitantes. Agregó que la instalación de iluminación artificial potente durante la noche puede alterar los patrones de comportamiento de numerosas especies nativas, afectando procesos clave como la reproducción y la alimentación.
“La contaminación lumínica impacta los ciclos evolutivos, disminuye la cantidad de hembras fecundadas, reduce los nuevos cantos generados por las siguientes generaciones, y en consecuencia, al haber menos insectos, se limita la alimentación de aves, anfibios y reptiles. Es un efecto dominó”, explicó.
Otro problema asociado a la iluminación nocturna es el desplazamiento de especies. Algunas zonas ya se encuentran fragmentadas, y la única vía de tránsito es la ribera. Pineda subrayó que la capacidad de movimiento de peces, reptiles y otros animales terrestres no es comparable con la de las aves.
Además, la iluminación artificial no solo representa un riesgo en sí misma, sino por lo que conlleva: un aumento de visitas, eventos nocturnos y el uso de música a alto volumen, que generan una mayor perturbación ambiental.
“Las personas que administran Agua Azul son víctimas de un capitalismo voraz, que impulsa una visión de lucro masivo, efímero y fácil. Por eso han querido replicar modelos de turismo observados en otros estados. Pero copiar y pegar un modelo en un contexto distinto puede ser contraproducente“, afirmó el conservacionista.
Pineda Vera también rechazó estos modelos de turismo descontextualizado, al señalar que incluso se han promovido elementos ajenos a la cultura chiapaneca, como la mención de la “Pachamama“, una figura propia de la cosmovisión andina, no de Chiapas.
Para él, este tipo de turismo, desconectado del territorio chiapaneco, no ha sido benéfico para la conservación de las especies endémicas, y sus efectos podrían manifestarse a largo plazo.
“Esto refleja cómo estamos cayendo, como muchos, en una globalización que nos aleja del territorio al que pertenecemos”, sentenció.
Por ello, exhortó a honrar el eslogan promovido por el gobierno del estado: “Chiapas, Extraordinario por Naturaleza“. En lugar de implementar medidas como la iluminación artificial para atraer turismo, propuso seguir promoviendo a Chiapas como un paraíso natural, destacando su flora y fauna en su hábitat original.
“Para muchos es decepcionante buscar este paraíso salvaje y tropical y encontrarse con cosas que nos alejan de ello”, concluyó.
La conservación de las Cascadas de Agua Azul es considerada una prioridad, a fin de garantizar la preservación de este ecosistema único, asegurando que cualquier intervención futura respete su integridad natural y su valor ambiental y cultural para las generaciones venideras.